

Una cosa es levantarse unos bolis, o si acaso, unos pendrives, pero intentar disimular un proyector mastodóntico en las bermudas, no me digas que no tiene su gracia. Te podrás imaginar que este individuo pasa a engrosar la lista de robos fallidos, claro. Con todo, este desesperado o ingenuo australiano, pilló el proyector más grande de toda la tienda, y a falta de una mochila, metió tripa y
pa'dentro. Tras un pequeño forcejeo con el aparato que se resistía a entrar, este genio del hurto cubrió lo "poco" que sobresalía y se dirigió con gran convicción hacia la caja, mientras los empleados le miraban con compasión pensando que el pobre hombre padecía de la espalda. Bromas aparte, confiamos en que los empleados pescaran a este pájaro, aunque sólo sea por patético. No te pierdas el vídeo haciendo click en Leer.
[Vía
Wired]
[Artículo en
inglés]