Resulta que el muchacho estaba durmiendo la noche pasada mientras su nuevo MacBook Pro monocasco hacía unas copias con Time Capsule, cuando a eso de la una y media de la madrugada, un olor a chamusquina lo sacó de la cama. Era el cable de alimentación, amenazando con pegar fuego todo lo que tenía a su alrededor. Afortunadamente Ken tenía sus capacidades olfativas en plena forma, y el asunto se saldó únicamente con varias quemaduras en la mano y un Pro bastante chamuscado.
Brinkman dice que este no es el primer incidente que ha tenido con los cables MagSafe, así que realmente no sabemos a quién echar la culpa. ¿Se tratará de un defecto en el portátil o seguimos con los cables defectuosos?
Tienes otro plato de churrasco a continuación.