Lamentablemente (para aquellos a los que les gusten las sorpresas), todos esos rumores que hemos estado coleccionando en los últimos meses han acertado de pleno en las prestaciones finales del dispositivo, encontrándonos con conectividad LTE y el nuevo conector dock. Este último seguramente sea el que más problemas cause a los usuarios en este transición de generaciones, ya que todos los accesorios de la actualidad necesitarán un adaptador adicional para que acepten el nuevo teléfono (imagina lo que será tener varios repartidos por el coche, la casa, el trabajo...).
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Resulta inevitable echar en cara a los de Cupertino que el diseño no ha sido tan rompedor como otras veces. Es más, de pasada sería fácil de confundirlo con el actual iPhone 4 si no fuera por los dos colores que presenta en la parte trasera. Aún así, no han olvidad incluir algo de tecnología en el proceso de fabricación, y han conseguido reducir su grosor y su peso con un cristal más delgado y ligero. La pantalla también ha recibido una nueva capa táctil mejor y ahora ofrece un sistema antireflejo que ofrece mejores resultados. Y vaya si se nota.
Si pasamos al interior, el nuevo procesador A6 esconde por ahora sus detalles técnicos, pero las básicas pruebas del cambio de pantalla, cierre de aplicaciones, transiciones y toma de fotografías muestran mejores resultados que el iPhone 4S, de igual manera que lo presentaron en su día el 3GS y el 4S con sus respectivos predecesores. Así que sí, el A6 es más rápido y se nota a primera vista.