Una vez en la mano, lo primero que notamos es que el terminal sigue ofreciendo ese airecillo de libreta -nunca mejor dicho- del que gozaban sus hermanos, aunque casi diríamos que el nuevo parece querer volver a los orígenes y nos resulta más afín al primer integrante de la familia al haber perdido un poco las redondeces del segundo. Esta ocasión Samsung parece haber hecho caso a las críticas y ha preferido abandonar sus maleables tapas de plástico brillante para optar por una espalda con una textura con un tratamiento especial que imita el cuero. El resultado en directo es sorprendentemente atractivo, brindándole un buen tacto y sujeción, aunque tenemos ciertas reservas a cómo de bien resistirá el trote diario (descuida: ni que decir tiene que indagaremos mucho más cuando llegue el momento de analizarlo a conciencia). Naturalmente estamos ante un terminal de generosas dimensiones, con lo que no te extrañe que tengas que hacer algunos equilibrios si quieres controlarlo con una única mano, pero sus 168 gramos de peso y 8,3 mm de grosor han resultado, a nuestro juicio, todo un punto a su favor.
Si por algo se identifica la familia Note es por venir acompañada de su lápiz que, como no podía ser de otro modo, también ha pasado por chapa y pintura para acompañar al Note 3. El nuevo S Pen luce ahora un diseño mucho más elaborado y una decoración en relieve en el extremo opuesto a su punta. Sus dimensiones también han cambiado de una manera muy sutil, de manera que aunque podamos seguir utilizando el stylus de cualquiera de los modelos anteriores, Samsung nos comenta que únicamente será posible alojar en su interior la nueva versión. La experiencia de manejo del lápiz sigue siendo prácticamente la misma, ofrece un buen agarre pese a su fino perfil, mientras que su botón físico (dedicado a desplegar el menú Air Command o realizar selecciones) también mantiene su buena pulsación. Como de costumbre para interactuar con la pantalla no es necesario terminar de tocar el cristal con su punta, aunque sí que hemos notado que esta vez la distancia necesaria se ha acortado un poco con respecto al Galaxy Note 8.0 -nada grave de todos modos.

La joya de la corona sigue siendo la infraestructura TouchWiz, que se ha reformulado para la ocasión con nuevas funciones para sacar aún más partido a su famoso stylus. Comenzamos nuestro recorrido por
Air Command (Comando Air en la versión en español) que, como mencionábamos más arriba, muestra una serie de accesos directos al acercar la punta del lápiz para facilitarnos el trabajo -en caso que te lo andes preguntando no, no es obligatorio llegar a posarse sobre la pantalla: con que te acerques un poco y pulses el botón del S Pen, se despliega automáticamente. Le sigue de cerca
Action Memo (o Nota de Acción) que a su vez se encarga de ejecutar diversas operaciones con nuestros garabatos, como por ejemplo guardar toda info introducida a mano alzada en un contacto o realizar directamente una llamada con el número que acabamos de apuntar. Su uso es muy sencillo y hasta donde hemos podido ver, es capaz de responder adecuadamente hasta con la caligrafía más enrevesada.
Dada la cantidad de contenidos que nos inunda día a día, Sammy quiere que guardes a buen recaudo la información que más te interese, por ejemplo mediante
Scrapbook (Libro de Recortes). Esta app no sólo se encarga de almacenar texto, fotos o vídeo para cuando los volvamos a necesitar, sino que, como punto extra, también permite categorizarla para poner un poco de orden en tu caos particular. La otra gran novedad tiene que ver con la multitarea: si en las versiones anteriores estábamos limitados a una ventana flotante (o en el caso de su hermano de 10 pulgadas a la división de su pantalla en dos mitades), ahora el sistema permite abrir la misma app varias veces, arrastrar contenidos de un elemento a otro, escoger los tamaños de éstas al dibujar o simplemente minimizarlo todo a modo de pequeñas burbujas.