De acuerdo con Fitbit, la decisión se ha tomado después de consultar con "laboratorios independientes y expertos médicos", tras lo cual se ha llegado a la conclusión de que la pulsera podría estar desencadenando algún tipo de reacción alérgica.
El número de usuarios afectados por este fallo es aparentemente pequeño, pero tampoco puede ser muy reducido si el fabricante llegó a sospechar que realmente su pulsera podía ser la causa de las quejas de sus propietarios. Sea como sea, las personas que decidan acogerse a la campaña de retirada recibirán un reembolso por el importe íntegro de sus pulseras Force. Curiosamente, el modelo Flex no parece estar provocando problema alguno, así que los fans de Fitbit (los más escocidos, incluso) siempre podrán calmar sus ansias haciéndose con este modelo... o con cualquiera de las numerosas alternativas fabricadas por la competencia, porque realmente hay para elegir.