Para ello han construido un conjunto de bobinas de 2,75 metros de longitud que se encarga de desplegar energía inalámbrica como si de una red WiFi se tratase. No es tan compacto como Cota, pero aseguran que factores como la temperatura o la humedad no afectan al rendimiento del sistema. La idea de sus creadores es que este tipo de sistemas de carga se instale en lugares públicos como restaurantes o directamente en las calles, para así poder ofrecer energía inalámbrica a los dispositivos electrónicos. ¿Te gusta la idea? Algo nos dice que en esa sala se debía de sentir un cosquilleo por el cuerpo bastante extraño.
[Vía GigaOM]